Después de un viaje a Gambia que me abrió una ventana a un "nuevo mundo", un país pequeño y caluroso con otra forma de vida, un ritmo lento, paisajes llanos y desérticos, pequeñas aldeas separadas unas de otras por varios kilómetros, con humildes casas de adobe en las que te abren las puertas sin dudarlo con una amable sonrisa.

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Colores, aromas, texturas, pero sobretodo miradas, las miradas de los niños, tan felices, inocentes, que te miran y te llenan de un cariño inexplicable hacia ellos.

 

Sin duda el lienzo se convierte para mí, en el soporte idóneo para plasmar esos recuerdos, sensaciones y experiencias.

 

De esta manera, desde la visión de una forastera blanca, una "toubab" a la que tantos regalos para la vista y para el alma le ha dado un viaje, formalizo

a través de la pintura Acrílica, esta serie de retratos, que hacen referencia a niños que fotografié. Haciendo que primen los colores y matices en las pieles negras de estos niños y niñas, otorgando importancia de esta manera a sus expresiones conforme va evolucionando la serie.

 

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